1. Bruselas: entrada al Atomium con ticket del Museo del Diseño
El Atomium simboliza un cristal de hierro ampliado 165 mil millones de veces y hace referencia al poder de la energía nuclear, que en 1958 tenía un propósito pacífico. En la actualidad, continúa el debate de 1958: ¿cuál es el futuro que queremos? No estaba pensado que el Atomium sobreviviera más allá de la Exposición Internacional, pero su popularidad pronto lo convirtió en una atracción turística, primero en Bruselas y luego a nivel internacional. Se ha convertido en uno de los iconos de Bruselas y, desde que fue renovado en el 2006, se considera el monumento más significativo de Bélgica. La simple vista panorámica bien vale una visita al Atomium. Gracias a su ubicación en una explanada elevada de las afueras de la ciudad, el Atomium ofrece una verdadera vista panorámica de 360 grados de los 19 distritos de Bruselas. Una gran variedad de exhibiciones temporales de temas tales como la ciencia, el progreso y el futuro (tan vigentes hoy como hace medio siglo) pueden visitarse a lo largo del año. La exposición permanente del Atomium cuenta la historia del pabellón. A 95 metros de altura, en la esfera más alta del monumento, el restaurante Atomium ofrece una experiencia extraordinaria. Ya escojas especialidades de la cocina belga o platos de estación, Alexandre Masson reinterpreta la tradición con las nubes de fondo.