La Pedrera, el apodo de la Casa Milà, proviene de su gran parecido con un precipicio de roca caliza. En su momento fue un edificio polémico, y no siempre se usó este calificativo en tono cariñoso.

El diseño está fuertemente inspirado en la fé católica que profesaba Gaudí. De hecho, estuvo a punto de abandonar el proyecto cuando se tuvo que cancelar la construcción de una estatua de la Virgen María debido a las leyes de urbanística locales.

La terraza del tejado ofrece unas vistas espectaculares de la ciudad de Barcelona, así como de la Sagrada Familia, la grandiosa e inacabada obra de Gaudí. Durante el verano hay un bar con cócteles y música en directo.

La terraza en el tejado tiene muchas cosas para satisfacer tu curiosidad, además de sus vistas. Los caballeros medievales que se encuentran entre las estatuas surrealistas son los encargados de llenar el edificio de aire fresco.

Gaudí quería que los vecinos del edificio se conocieran entre ellos. Por eso los ascensores solo paran cada dos pisos, ¡para fomentar los encuentros amistosos en las escaleras y recibidores!