El oeste está lleno de acantilados, valles, bosques, montañas, cascadas y ¡vacas!
La primera parada es casi siempre en el antiguo puerto de Ponta do Sol, después de explorar algunas de las viejas y aventureras carreteras. Fundada hacia 1425, Ponta do Sol era conocida por sus tierras extremadamente fértiles y sigue siendo el principal productor de plátanos de Madeira.
Después del café, empezamos a subir por las viejas carreteras y caminos de tierra explorando estas zonas agrícolas, con las vistas cada vez más amplias de camino a una de las principales atracciones del recorrido oeste, la meseta Paul Da Serra.
Si hace buen tiempo, pasaremos bastante tiempo aquí arriba contemplando las increíbles vistas desde lo alto de los valles volcánicos, formados durante la tercera fase de erupciones que crearon la isla de Madeira. Dirigiéndonos hacia el noroeste, nos detenemos en Fanal, famoso por tener la población más densa de "árboles viejos" de hasta mil años de antigüedad. Paraíso de los fotógrafos, exploramos la zona a pie mientras se nos abre el apetito.
Para comer, nos detenemos en Porto Moniz, en uno de nuestros restaurantes asociados. No creemos en los "menús turísticos" y siempre nos esforzamos por elegir negocios locales de alta calidad y valor (extra opcional - no incluido en el precio, pero muy recomendable).
Después de comer, regresaremos a Funchal por las hermosas carreteras costeras del noroeste, parando en varias atracciones por el camino, como cascadas, bares locales, playas de arena volcánica y lagunas donde podremos bañarnos (si el tiempo lo permite) y terminando en el famoso "skywalk" de Cabo Girão, ¡uno de los acantilados marinos más altos del mundo, a 580 metros sobre el nivel del mar!
Este viaje es muy improvisado debido a la naturaleza dramática del terreno y el clima, ¡lo que lo convierte siempre en una auténtica aventura!
Es ideal para familias, amantes de la naturaleza y a quienes les gusta estar lejos de las multitudes. El tiempo suele ser muy variable y a veces hace que la isla parezca misteriosa y tropical, ¡haciendo que a menudo te preguntes si estás realmente en Madeira y no en otro lugar, muy muy lejano, en una expedición épica! Si hay una forma de explorar el oeste, ¡es en un Land Rover!