
1. Apoya los santuarios que respetan a los animales
Se han hecho grandes progresos para garantizar que los santuarios de animales de todo el mundo se gestionen de manera ética. Si tienes la oportunidad de hacer una visita a un santuario ético para ver animales felices (están bien alimentados, cómodos, seguros y sanos), ¡hazlo! Si escoges una actividad respetuosa con los animales, como visitar este santuario de elefantes en Tailandia o este santuario de kiwis en Nueva Zelanda, todos saldréis ganando: podrás pasar tiempo con animales increíbles y tener la conciencia tranquila al mismo tiempo.

2. Come productos locales (son deliciosos)
Has venido desde tan lejos para experimentar algo nuevo y diferente, ¿no? Exacto. Pero por desgracia, al final te sientes atraído por “esa comida” que te resulta tan familiar. Sí, sí, ya sabes cuál es: esa que tanto te gusta y que ya conoces. Si te llaman la atención las luces de neón de un establecimiento de comida rápida, quieto ahí. Hay tantas cosas deliciosas que probar justo donde estás. ¡Son cosas que no tienes en casa! Además, comer productos locales, como en este tour gastronómico por Atenas, apoya a la comunidad que estás visitando. Devolver lo recibido nunca te sabrá tan bien.

3. Compensa tu huella de carbono
El crecimiento de las apps para e-scooters y bicicletas compartidas permite que puedas reducir de manera significativa tu huella de carbono en tus viajes. Ciudades de todo el mundo se han unido a estas iniciativas, así que siempre tienes la posibilidad de ir pedaleando entre los lugares destacados de una ciudad. Muchos destinos ofrecen incluso tours en medios de transporte ecológicos.
En Singapur, puedes aprender acerca del desarrollo sostenible de Marina Bay mientras vas montado en una e-scooter. Por muy bueno que sea para el medio ambiente cambiar los coches por las bicicletas, es muy probable que hayas llegado hasta tu destino en avión. Por suerte, hay muchas formas de mitigar el impacto de tus viajes en el medio ambiente. Skyscanner ahora señala los aviones que emiten menos CO₂ para que puedas encontrar la ruta más ecológica. Varias aerolíneas también han puesto en marcha programas en los que, por una pequeña tasa, se compensarán las emisiones de carbono.

4. Busca experiencias que financien la preservación medioambiental
El aumento del ecoturismo es fantástico e imparable. Aunque en su día fue una simple moda, hoy en día es más fácil que nunca hacer algo bueno por el medio ambiente durante las vacaciones. Numerosas grandes organizaciones y empresas locales realizan tours respetuosos con el medio ambiente. Prueba esta experiencia de tirolina en Tailandia, por ejemplo. Pasarás el día silbando entre las copas de los árboles de una selva tropical repleta de biodiversidad. El dinero recaudado con la tirolina es esencial para la conservación de este valioso ecosistema.

5. Ayuda a la comunidad que te recibe
Devolver algo a la comunidad visitada en las vacaciones es un principio básico del viajero consciente. En Costa Rica, el Centro de Rescate de especies salvajes de La Fortuna enseña a los visitantes acerca de la protección y rehabilitación de animales locales. Esta experiencia tan instructiva te permite seguir a un guía cualificado, cuyo trabajo consiste en salvar animales salvajes y reintroducirlos en su hábitat natural. Trabajar como voluntario aquí durante una o dos tardes es la manera perfecta para comprender y conectar con uno de los ecosistemas más frágiles del mundo.

6. Deshazte del plástico y opta por alternativas reutilizables
Esta es una actitud que no solo se aplica a los viajes. Estaremos todos de acuerdo en que los plásticos de un solo uso son lo peor: nuestras playas, campos y océanos están llenos de ellos. Afortunadamente, la tendencia está cambiando y poniéndose en contra de su utilización. Lugares como Kenia,Baliy Sri Lanka han prohibido el uso de todo tipo de plásticos de un solo uso y bolsas de plástico.
En vacaciones, es muy fácil caer en el hábito de pedir una bebida con una pajita desechable o comprar una botella de agua de plástico y tirarla a la basura al terminarla. La solución es sencilla: llévate una botella reutilizable y llénala cuando pases por una fuente o un grifo con un sistema de depuración de agua. Puede parecer un gesto pequeño, pero de esta manera ahorrarás mucho (¡mucho!) plástico.