1. Ve siempre listo
El lema oficial de los boy scouts también es el lema no oficial de los padres: ¡siempre listos! Un buen viaje familiar empieza antes de llegar al aeropuerto. Reserva tu alojamiento con antelación y asegúrate de que sea un lugar adecuado para toda la familia. Si durante el viaje vais a necesitar una cuna, una trona, alguna zona de juegos, alquilar un cochecito, servicio de guardería o habitaciones contiguas, comprueba que tu hotel lo ofrezca antes de introducir los datos de tu tarjeta de crédito.

2. Si puedes, planea el viaje (pero si no, no te agobies)
Si tienes tiempo, reserva algunas cosas con antelación: tener una idea del itinerario antes de ir puede ayudar a estructurar el viaje. Pero si solo leer esta frase te ha provocado sudores fríos, no te preocupes: también puedes encontrar actividades y reservarlas al llegar. ¡Además, será más divertido implicar a los niños en las preparaciones! Haz que se emocionen con el lugar que van a visitar y lo que podrán ver, comer y hacer allí. Si van a ver a su ratón favorito en Disneyland París o a echar un vistazo al interior de la casa de la Reina (el Palacio de Buckingham, para los adultos) ¡cuéntaselo! ¡La diversión empieza antes del viaje!
3. Tómate el vuelo con tranquilidad
Antes de reservar el vuelo, comprueba bien las tarifas que establece la aerolínea para niños y bebés y si se aplica algún cargo adicional por llevar un carrito o una cuna de viaje a bordo. Así evitarás llevarte una sorpresa desagradable en la puerta de embarque. Cuando lo hayas reservado, haz el check-in lo antes posible para reservar asientos juntos. Si puedes, lleva una mochila como equipaje de mano para poder tener las manos libres por si los niños se pelean. Para vuelos largos, prepara una mochila para cada niño y llénala de aperitivos deliciosos y algunos juguetes pequeños. También puedes darles un juguete cada hora para mantener el aburrimiento a raya.

4. Evita el jet lag planeando bien el viaje
En viajes internacionales largos, el jet lag es inevitable. Si puedes, planea los vuelos para que coincidan con la hora a la que se acuestan habitualmente los niños. Con suerte, se pasarán todo el vuelo durmiendo y no estarán tan cansados al aterrizar. Si vais a hacer un vuelo muy largo, considera la posibilidad de hacer una escala nocturna para descansar. ¿Estás planeando un viaje de ensueño a Australia? Haced un descanso de camino en Singapur. ¡Puede que hacer una visita allí a Universal Studios sea incluso lo más destacado de vuestro viaje!
5. Adáptate a los niños
Ajusta tus expectativas: cuando se viaja con niños, es importante ir más despacio, no planificar demasiado el día y tener en cuenta sus necesidades. Sé flexible, ya sea haciendo una parada de emergencia para comer pizza antes de visitar el Coliseo o pasando una noche tranquila en el hotel en lugar de salir a cenar a un restaurante. Busca actividades adecuadas para los niños en tu destino, como Miniatur Wonderland en Hamburgo¡y no te sorprendas si las disfrutas tanto como ellos! Si los niños son más mayores, ¿por qué no les dejas elegir a ellos también algunas actividades?

6. Prueba cosas nuevas (te encantarán)
Aunque es importante adaptarse a los niños, no tengas miedo de exponerlos a cosas nuevas. ¿Crees que ignorarán las líneas definidas de Frank Lloyd Wright que caracterizan la arquitectura de Chicago? ¡Puede! Pero también posible que descubra una pasión por la arquitectura que no sabía que tenía. Súper consejo: los paseos guiados por la ciudad y los tours en los museos no son solo para adultos; de hecho, suele ser fácil encontrar una opción para familias como estetour a pie por la pintoresca Kioto y este tour especial para niños del museo de Orsay.
Lo mismo ocurre con la comida: ya sean pierogi en Polonia o satay en Indonesia, anima a los niños a que sean aventureros y prueben las especialidades locales. A los niños más “foodies” les encantará ensuciarse las manos en una clase de cocina como esta en Florencia, en la que prepararán “gelato” casero como los profesionales.
7. Vence la depresión posvacacional
Mantened viva la emoción del viaje y haced frente a la depresión posvacacional buscando un lugar en el que colocar los recuerdos que hayáis traído y viendo las fotos del viaje juntos. Cuando llegue el momento de hacer el próximo viaje, ¡los niños tendrán tantas ganas como tú!
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