¿Qué se puede comparar a la sensación de estar al volante? ¿De decidir tu propio itinerario mientras disfrutas de las vistas? ¿De hacer todas las paradas que quieras y de elegir un desvío “porque sí”? Ver Europa Occidental por carretera es salir a conocer sus lugares de interés más importantes, sus ciudades pequeñas y el paisaje que los une. Permítenos ir de copiloto y darte consejos para un itinerario inolvidable en cada país, que podrás acompañar de experiencias incluso mejores que el viaje en sí.

Inglaterra por “motorway”

Una chica pasea junto a la Cámara Radcliffe durante un día soleado en Oxford, Reino Unido.

Comienza tu ruta inglesa en la erudita Oxford. Aquí podrás admirar la Cámara Radcliffe y otras maravillas arquitectónicas de la ciudad universitaria más antigua del Reino Unido. Dale un descanso a tus pies a bordo de un crucero donde tomarás el té de media tarde a lo largo del recorrido que realiza la regata de la universidad. Tu viaje por carretera prosigue hacia el suroeste a través de los Cotswolds hasta llegar a Bath. Adéntrate en los escenarios que inspiraron a Jane Austen, incluidos sus edificios y su balneario romano declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. A continuación, toma la A36 hacia Salisbury antes de desviarte hacia Stonehenge. Reserva tu entrada programada con antelación para asegurarte de que dispones de la luz perfecta para tus fotos.

Alemania por “Autobahn”

Restaurantes tradicionales bávaros en Nuremberg.

Si te gusta conducir, seguro que alguna vez has soñado con ver Alemania por autopista. Comienza uno de los mejores viajes por carretera de Europa a las afueras de Múnich, en el impresionante castillo de Neuschwanstein, que parece salido de un cuento de hadas en lo alto de una colina. Continúa tu aventura bávara en Núremberg con un tour privado de su casco antiguo típico de Franconia. Pasa por dos de sus cervecerías históricas y conoce el interesante pasado de esta ciudad fortificada. La tercera y última parada es en Dresde, con sus edificios barrocos minuciosamente restaurados a orillas del río Elba.

España por autopista

Una chica se asoma sobre la balaustrada de la Plaza de España en Sevilla.

No hay que cruzar la frontera para ver maravillas al volante, sobre todo si te gusta la arquitectura morisca. Para ello solo tienes que poner rumbo a Andalucía. Comienza tu viaje por la fascinante Sevilla con un tour guiado por los barrios de la ciudad en bicicleta. No olvides llevar tu cámara para visitar Córdoba, donde podrás fotografiar la mezquita-catedral del siglo VIII, el Puente Romano y las estrechas callejuelas medievales de la ciudad. Los palacios de la Alhambra de Granada son de otro nivel (fácilmente, podrías pasarte dos días explorando sus terrenos y jardines). Así que tómatelo con calma y no dejes pasar la oportunidad de probar el Hammam Al Ándalus. Relájate en sus aguas termales y sus baños de vapor después de un día cargado de emociones.

Italia por “autostrada”

Una familia disfruta a bordo de un barco mientras recorren la Costa Amalfitana.

Si alquilas tu coche en Nápoles, en un abrir y cerrar de ojos estarás en la Costa Amalfitana. Para apreciar esta célebre costa italiana en todo su esplendor, lo mejor es recorrerla desde el agua. Participa en una excursión desde Sorrento que te llevará a calas de difícil acceso para nadar, bucear y disfrutar de los pueblos de los acantilados a bordo de una pequeña embarcación. Luego dirígete al este hasta Craco, un espeluznante pueblo abandonado. En él se rodaron escenas de La pasión de Cristo y, pese a estar en ruinas, emana una belleza sorprendente. Pasa la noche en alguno de los hoteles cueva de Matera, antigua Capital Europea de la Cultura. Mientras estés en la zona, que no se te olvide hacer una excursión guiada a Alberobello para ver sus tradicionales trullos cónicos.

Francia por “autoroute”

Castillo en el Valle del Loira.

Comienza tu ruta por el Valle del Loira y sus castillos. La primera parada, sin duda, hazla en Fontainebleau. Es tan impresionante por fuera como por dentro y una de las residencias favoritas de María Antonieta y Napoleón. Al ser uno de los castillos reales más grandes de Francia, es buena idea sacar un ticket de entrada con acceso prioritario para no perder tiempo en las colas. Más humilde pero no por ello menos interesante es el Castillo de Clos Lucé de Da Vinci en Amboise. Además, la entrada incluye el acceso al taller de Da Vinci donde podrás ver las maquetas de sus inventos, todo ello en el marco de un castillo y un parque preciosos. Continúa hacia el sur hasta llegar a Saint-Benoît-du-Sault, considerado como uno de los pueblos más bonitos de Francia. Este asentamiento de la Edad Media está rodeado de dobles murallas y esconde numerosos restaurantes que sirven especialidades regionales deliciosas.

Países Bajos por “autosnelweg”

Imagen que muestra molinos de los Países Bajos junto a un canal.

Muchos suelen olvidar que los Países Bajos son mucho más que Holanda y que el país está salpicado de ciudades grandes y pequeñas que bien merecen una visita. Comienza tu viaje por carretera en La Haya, donde podrás admirar la obra del artista gráfico Escher en un antiguo palacio de la familia real. Haz una parada en los molinos de viento de Kinderdijk antes de ir a Den Bosch. Su casco antiguo medieval y sus canales son la viva imagen de Holanda, con pintorescas plazas donde comer o beber algo. A pocos kilómetros de allí, ya estarás en el punto más meridional del país, en Maastricht. Esta pintoresca ciudad universitaria se explora mejor a pie o en bicicleta, paseando a lo largo del río y haciendo paradas en las catedrales de la ciudad.

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