Fue genial, ver el atardecer en el mirador defintiivamente es algo que no se pueden perder. En mi caso estuvo un poco nublado pero aún así se vió fenomenal. Luego de ver el sol ponerse, empezar a ver cómo la ciudad se enciende en medio de la noche también es genial!

Creo que es una maravillosa experiencia, para ayudar a recuperar la capacidad de asombro, en tanto el edificio desde el punto de vista arquitectónico responde a una perspectiva fálica, que rompe la estética de la ciudad, sin embargo, valoro que un edificio tan feo, aporte a dicha capacidad que se fue perdiendo tras el modelo económico consumista que se instaló en Chile. La población ha ido perdiendo poco a poco aquello, tan necesario para reconocernos como personas y el comportamiento es cada vez más brutal, no estaría mal que de vez en cuando ofrecieran precios más populares abriendo de ese modo, las puertas a adolescentes que no reciben una educación decente, haciéndoles creer que el consumismo es el mejor sentido para la vida, fortaleciendo con ello a la delincuencia. Tal vez así, se podría favorecer una mirada más inteligente del país que queremos, pese al sufrimiento del Tío Rico. Un edificio inútil con algo de fin social, se ganaría el respeto y de 180° pasaríamos a los 360°

Es una experiencia normal, nada del otro mundo. El atardecer es la mejor parte, sin embargo, en la noche es imposible tomar buenas fotos. El restaurante es bueno aunque tiene muy poca variedad de productos el costo es bueno. Lo recomendaría para alguien que nunca ha estado en Santiago pero jamás para un viajero frecuente.