Comienza tu recorrido visitando la Basílica De Nuestra Señora Del Pilar, está situada en el centro de Zaragoza y consta de nueve Capillas. Es una de las iglesias más importantes de Zaragoza. Es el lugar donde la Virgen María se apareció a Santiago en el año 40 dejando como testimonio de su visita el pilar donde luego se construyó una Capilla. La Basílica está construida en estilo barroco del siglo XVII. Aquí también tendrás la oportunidad de ver una de las mejores obras de arte de Damián Forment, que diseñó el retablo mayor de alabastro (el altar mayor).
A continuación, pasearás por la Plaza del Pilar, una plaza del casco antiguo de Zaragoza que se encuentra entre las plazas más grandes de Europa. Aquí verás la Basílica de Jesús Salvador y la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. A medida que sigas caminando, verás muchos edificios históricos importantes por el camino.
Tendrás la oportunidad de visitar una galería de arte conocida como La Longa. El edificio data del siglo XVI. Actualmente se utiliza como sala de exposiciones donde se presentan muestras de varios artistas de distintas épocas.
Contempla hermosas vistas desde el Puente de Piedra, también conocido como el Puente de Piedra, que está hecho enteramente de piedra de sillería. Atraviesa el río Ebro y se dice que data del siglo XV. En 1991 se añadieron cuatro leones a cada lado del puente. Son obra del escultor Francisco Rallo Lahoz.
Visita otra catedral, la Catedral del Salvador, que es una de las dos que hay en Zaragoza. Está construida en el lugar donde existió una basílica en el siglo I. Su arquitectura está formada por muchos estilos diferentes. Está reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1986.
Junto a la Catedral del Salvador, podrás ver el Arco del Deán. Construido en el siglo XIII, servía de residencia al Deán de la Catedral y conectaba la residencia con la Catedral.
Termina tu recorrido en el Mercado Central, el mercado de Zaragoza. Aquí podrás encontrar productos alimenticios y productos frescos. Se sabe que el arquitecto aragonés Félix Navarro Pérez lo diseñó en 1895.